jueves, 28 de febrero de 2019

Toda la maldad del mundo viene del engaño



Hay una razón grande por la cual hay tanta maldad en el mundo, el engaño, la cual es la raíz de toda la destrucción entre nosotros, quienes se nos ha dado el cielo y la Bondad del Todopoderoso como herencia por aceptar a Su único y precioso Hijo Jesús.

El engaño nace de la mentira y el padre de todas las mentiras contento al ver nuestra destrucción y vacío.

Usted puede ser la persona más “buena”, pro-comunidad y ser “progresivo” según las normas del mundo, pero si asesina a diario a bebes, ser ateo, creer en dioses falsos o religiones creadas por el hombre, o cualquiera de esas cosas que proclama el mundo como buenas, eres parte del problema ya que Dios proclama que quien quiera es amigo del mundo es enemigo de Dios (San 4:4), el diablo te engaña con ideas bonitas que en verdad en el fondo es un hoyo oscuro de falsedad.

Nada que hagamos sorprenderá a Dios en el sentido que ya Él sabe de antemano lo que haremos, es algo que ninguno de nosotros en nuestra capacidad humana podremos comprender, pues nunca pensaremos como Dios piensa a menos que sea El mismo que nos revele Su Pensar, podremos engañarnos pero nunca a Dios.

Debes saber que cada Santo ha sido rechazado por el mundo de una forma tal que los pobrecitos Santos se quedan solitos en este mundo siniestro, con el mero deseo de que sus vidas terminen acorde la voluntad del Padre para irse felices al cielo y disfrutar la plena Misericordia de Dios.

La mentira vuela a nuestros pensamientos procedente del Padre de las mentiras a través de sus demonios o el mismo, el ser humano captura esas mentiras en forma de pensamientos y es esa persona que hace esa mentira realidad.

Los crímenes más grandes y tristes de la humanidad tanto de pequeños y grandes de la sociedad así han ocurrido… Cuantas veces al día, a la semana o al año a un ser humano le pasa por la cabeza suicidarse, matar a su bebe, drogarse, matar varias personas o a una multitud, agredir verbalmente a su prójimo, elaborar esquemas para hacerle mal aquellos que nos hacen o no mal… muchas veces nos pasa por la cabeza, está en la persona hacer realidad esa mentira, engañándose a sí mismos, para entonces caer en la trampa.

Hasta la Iglesia cae en estas trampas del maligno, nadie esta exento de estas mentiras que llegan a nuestra mente, lamentablemente hay muchos que se dan cuenta y no les importa esos son los más dedicados hijos del diablo y tristemente hay muchos en la Iglesia.

La homosexualidad, el aborto, la lujuria, divorcio, el indiferentismo entre la verdadera fe y las practicas extrañas o mejor dicho: falsas religiones están en el corazón en más del 99% de los fieles, el 1% es donde todos nosotros queremos estar… y quien es ese 1%? Si tu familia te cree un fanático, si has perdido la totalidad de tus amigos, si en tu misma Iglesia te persigue y a todas partes que proclamas la verdad de nuestro Señor Jesús se te rechaza, te llaman malos nombres… vas por buen camino.

Aunque nunca debes sentirte concedido, debes seguir trabajando tu salvación con temor y temblor (Fil 2:12), y hacerlo todo con amor, pues a veces uno puede caer en el engaño de no amar a nuestros enemigos, hay que hacerlo todo con amor en Cristo Jesús.

No se puede celebrar las maldades porque uno esté tratando de amar al prójimo, eso es caer en otra trampa, pero hablar con autoridad siempre se hace con amor y en amor no hay indecencia, vulgaridad, ni rencor.

La mejor forma de demostrar nuestro amor al prójimo, además de proclamar la Verdad de Cristo en Sus Enseñanzas es orar por las almas que se conviertan y salven, la mejor forma está en el Santo Rosario.

Las mentiras seguirán volando por el viento esperando que algunos de nosotros caiga, y ahora mucho peor que el Tope de la Iglesia Católica las proclama a diario con palabras bellas… No se dejen engañar, por sus frutos les conoceréis Jesús nos dijo (Mat 7:15-16) y nuestra amada Iglesia está ocupada por enemigos de Dios y sus frutos los denuncian.

Permanezcamos fuertes y fieles a nuestra fe a pesar de que ellos tiene las estructuras, la Iglesia no perecerá aun solo un 1% sea lo que quede.

El desierto nos espera, un abrazo en Cristo Jesús. Amén