lunes, 27 de octubre de 2014

Superheroe


Cuando yo era un niño solía rezar a Dios, 'Por favor, Dios hazme un superhombre, dame poderes para defender a los débiles, quiero volar y ser uno de los buenos.'
Recuerdo haber tenido sueños de volar a través del cielo, pero Dios no me dio superpoderes, no pasó nada.
Tuve una infancia feliz, a pesar de mi padre y mi madre estar separados, pero no me dolió tanto pues ellos se separaron uno o dos años después de mi nacimiento; Crecí sin un padre en mi casa, pero mis tíos me llevaban por todas partes, las tardes comiendo pizza, la mañanas a la playa, los helados... yo estaba feliz.
Supongo que yo era un verdadero problema para mi ángel de la guarda, recuerdo que estaba todo el tiempo subido a los árboles de mango y recuerdo ir a la azotea de la casa de mi abuela con un machete, una cuerda y un palo... unidas entre sí tomé  el palo con el machete en la parte superior y empezar a tumbar limoncillos, lo siguiente que sé es que el machete cayó en mi cabeza, pero sólo por donde se agarra me golpeó, el metal no me tocó, me di cuenta de lo afortunado que era.
Suerte... no... Dios estaba cuidando de mí, aunque yo no estaba orando como cuando yo quería ser un superhéroe, con el tiempo crecí y hoy por hoy me doy cuenta de que Él me concedió mi oración, soy un super héroe... puedo salvar el día, puedo seguir y destruir el mal con el poder que se me ha dado...
Cada vez que rezo el Rosario el mal es vencido, los monstruos son castigados, el lobo es golpeado, el débil consigue protección y mis familia comparte los beneficios... pronto, cuando llegue al cielo a través de la Misericordia de Jesús, volaré por todas partes y compartiré mi felicidad con todos, como el Hijo del Padre Todopoderoso me dio la herramienta para salvar el día, la herramienta confiado a la Virgen Santísima...
Ahora soy un super héroe de la Misericordia, es por eso que rezo el Rosario, porque amo a Dios y quiero agradarle y El me agrada a mí, al Jesús vernos a tí y a mí, como los súper héroes de este fin de los tiempos...
Me siento como un niño otra vez y es todo gracias a ti Dios, por verme a través de las dolorosas heridas de Tu Hijo y dejarme participar en Su Misericordia, al dejar que Él muera en la cruz por mí, por él darme a Su Madre... por todo eso te doy las gracias.
Me siento como un niño otra vez y es mi única esperanza complacer a mi Señor y Su amada Madre, la Reina del Cielo. Amén.

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