domingo, 4 de noviembre de 2018

Testimonio: Ofrecer mi dolor y miedo, cruzada de oración #3


Hola, hermanos míos, quiero compartir un testimonio con ustedes... Estoy atravesando un camino difícil desde hace 2 años cuando mi esposa de 24 años me pidió que nos divorciáramos en 2016.

2 años de dolor y sufrimiento para mí, para mis hijos y supongo que para ella también, a pesar de mis mejores esfuerzos por aplastar el divorcio y volver a su lado, ella obtuvo lo que quería, obtuvo el divorcio de todos modos, entonces empecé el proceso de nulidad dentro de la Iglesia y el sacerdote que aceptó el caso se sentó conmigo...

Cuando lo saludé me dijo que lamentaba mucho la situación tan triste, respondí que estaba bien, que el dolor no era tan grande ya que después de 2 años el dolor era mínimo, el tiempo curaba... el padrecito me dijo: "No , el dolor sigue ahí, todavía sigue grande... "

Él me aceptó mi nulidad, nos sentamos y me dijo: "Todo parece estar en orden, pero tenemos que abordar su dolor, ya que veo que escribió todas sus situaciones dolorosas en el cuestionario para la nulidad, quiero que vaya a la Santa Misa y ofrézcale este dolor al Señor, reviva esas situaciones dolorosas, no porque desee obtener placer de su dolor que eso sería malo, solo piense en el dolor y ofrézcalo al Señor.”

No pude dejar de llorar, el padrecito estaba en lo cierto, aún estaba muy adolorido... Gracias a Dios por este sacerdote y por todos los que están dedicados a Él y Sus Enseñanzas.

Tal vez pasaron una o dos semanas desde esa reunión y me olvidé totalmente de ofrecerle mi dolor a Jesús, fui a la Santa Misa (misa neocatólica o misa normal como la gente le gusta llamarla, ya que no hay misa en latín en la ciudad de Santo Domingo, RD., mi único recurso para obtener la Eucaristía aquí es este tipo de misa), en el momento de compartir la señal o el abrazo de paz, noté que estaba solo, nadie a quien dar la paz y de repente recordé que nunca le daré a mi ex esposa el abrazo o el beso de paz, me puse tan triste y mi dolor me sacudió hasta brotar lágrimas amargas, al mismo tiempo me recordé lo que me dijo el sacerdote acerca de ofrecerle mi dolor a Jesús...

Cerré mis ojos y junté mis manos, inconscientemente mis manos formaron una especie de "copa", como si fuera a beber agua de mis manos, la puse cerca de mi pecho y de repente mi cuerpo comenzó a producir un fuerte calor, algún tipo de energía** salía y rodeaba mi cuerpo, la energía corría de mis pies y mi cabeza, y fluía hacia mis palmas, esta energía era caliente y fluía directamente hacia la "copa" formada por mis manos.


(** Quiero que imagines en tu mente lo que estaba sucediendo, esa energía es la acción de nuestro Señor, el Espíritu Santo)

Abrí los ojos y no veía nada, pero sentía la energía acalorada cual seguía fluyendo por cada centímetro de mi cuerpo a mis manos, formando una especie de "bola", aunque sé que no podía verla pero la sentía, la energía que fluía al llegar a las palmas de mis manos "curveaba" mucho, mientras que la energía que salía de todo mi cuerpo la sentía que tenía un flujo "lineal", en mis manos el flujo que sentía era "curvo" como formando una bola.

Luego desplace la copa formada por mis manos hacia arriba y afuera de mi pecho como una ofrenda y entonces esta energía curva desapareció, la tristeza desapareció, el dolor desapareció... hoy por hoy estoy mucho mejor.

Al día siguiente fui a misa nuevamente y quise hacer lo mismo, esta vez no con el dolor, ya que no tenía la misma cantidad de dolor que antes pues ya lo había ofrecido, se había ido, esta vez ofrecí mi miedo...

Lo mismo, se lo ofrecí a Dios con mi "copa" formada por mis manos, colocada en mi pecho, pero esta vez, para mi sorpresa, la energía era fría, la energía que salía de todo mi cuerpo era fría y formaba una bola fría en mis manos, de nuevo, lo puse hacia arriba y afuera de mi pecho y fue tomado, se fue.

Hay una oración dada por Jesús a María de la Divina Misericordia, oración cruzada # 3, que dice:

Oh Mi Señor Jesucristo, Te ruego librar al mundo del miedo que separa las almas de Tu amoroso Corazón. Te pido que las almas que experimentarán verdadero miedo durante el GRAN AVISO, se detengan y permitan que Tu Misericordia inunde sus almas, para que así sean libres de amarte de la manera en que deberían. Amén.”

Mientras leo esta hermosa oración, veo que el miedo separa a las almas del Sagrado Corazón de Jesús y hoy por hoy oro esta oración todo el tiempo para que las personas superen el miedo en el momento del Gran Aviso, trato de orar esto todos los días en mi recitación personal de la cruzada de oración, pero También quería señalar que deberíamos dejar ir el miedo y permitir que nuestro Señor nos ayude, así que ofrecí mis miedos de la misma manera que ofrecí mi dolor y ahora estoy mejor gracias a Su Misericordia, espero que este testimonio también te ayude a librarte del miedo y ofrecer tu dolor a Dios.

Un gran abrazo en Jesucristo. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario