lunes, 1 de septiembre de 2025

¿Pueden los católicos cambiar?


No hay duda alguna: Jesús es el ÚNICO camino al Padre Todopoderoso en el Cielo. Jesús ES el MESÍAS, el Hijo Unigénito de Dios. Además, no hay duda alguna: la Eucaristía ES la Santa Carne y Sangre de Dios. Todo ser humano se renueva al ser bautizado; el pecado ya no tiene cabida en estos en ese preciso y solemne momento. La Iglesia Católica ES la depositaria de toda la Verdad dada por Dios; por lo tanto, la Iglesia ES el nuevo Israel.

Una minoría de católicos, aun sabiendo esto se duermen, sí, es cierto, algunos grupos tienen diferentes mentalidades, como el error de que solo por Divina Misericordia todos se salvarán; algunos "maestros" aceptan e incluso enseñan ese error a pesar de que van en contra de las propias palabras de Jesus (por ejemplo, como cuando enseñan que el infierno no existe); otros prefieren aceptar el pecado para "ganar amigos" (un sacerdote me dijo que él era así y que la mayoría de los sacerdotes hacen esto; que preferían construir puentes en lugar de destruirlos).

Además, no todos los tradicionalistas son iguales; algunos proclaman al mundo cuán "condenados" los seguidores del novus ordo están, al hacerlo, se imponen el mismo destino que la mayoría de los fariseos de los tiempos de Jesús aceptaron, el cerrarse las puertas del Cielo a sí mismos y a todos los demás. Al final, solo hay dos opciones, no hay zonas grises, ni “quizáses”, solo un SI o NO, todo fuera de ahí proviene del diablo, dice nuestro Señor.

La falsa misericordia es la plaga más virulenta entre los cristianos, pues nos enseña que está bien vivir sin remordimientos, pecar y ser feliz viviendo en pecado; solo se necesita amor como dice la canción, siempre ignorando la Verdad, esa misma Verdad que nos hará libres: Jesús.

Creo firmemente que la Eucaristía es la Santa Carne de Dios, y todos los apóstoles y santos respaldan esa creencia. El Santo Sacrificio ocurre cada vez durante la Misa cuando se produce una transubstanciación adecuada, al sacerdote repetir las mismas palabras que nuestro Señor Jesús dijo aquella noche, una vez que el pan y el vino se transubstancian en Carne y Sangre Divina, ninguno de nosotros es digno de tocarles con nuestras sucias manos. RECORDEMOS: somos perfectos por gracia, no por nuestras propias fuerzas; solo Dios nos hace perfectos y Él dijo: “Coman y beban todos de Él”, Nunca dijo: “Toquen”. Por lo tanto, para mí, la Eucaristía en la mano es un pecado.

Nunca, a lo largo de la historia de la salvación, se ha registrado una sola aparición en la que Jesús, un arcángel, apóstol o sacerdote se aparezcan a una persona, en la que tal aparición celestial, les haya dado la Eucaristía en la mano, NUNCA, sin embargo, nosotros, el pueblo creemos que es correcto extender la mano y tocar lo Divino. La mayoría de nosotros pagaremos caro en el purgatorio por esto; otros encontrarán su perdición, así que debemos corregir nuestras conductas, incluso si un sacerdote se niega a darnos la Eucaristía en la lengua, es para este su pérdida espiritual; ellos también pagarán un precio, así que reza por estos sacerdotes; de hecho, reza por todos ellos.

La pregunta es: ¿Pueden cambiar los católicos? ¡SÍ! Para que esto suceda, necesitamos que la gente abra los ojos y abran sus corazones de piedra. Esta pregunta también afecta a los sacerdotes; al fin y al cabo, ellos son católicos, aun sean pésimos, mediocres o buenos… Día a día nos enfrentamos a mucho ruido que el mundo ofrece, muchas cosas pueden hacernos caer fácilmente, así que los sacerdotes deben protegernos de todo eso, pero cuando muchos de ellos forman parte de ese mismo ruido, es extremadamente difícil ver o abrazar la Verdad. Por ejemplo, les voy a dar una verdad que nadie jamás ha dicho, o al menos, nunca antes he oído a nadie mencionar:

 

¿Sabes quién fue el primer sedevacantista? Toma tiempo para pensar bien.

El sedevacantismo NO es en su totalidad un pecado (otra verdad revelada), y una minoría de tradicionalistas apoyan el sedevacantismo, pero en el peor sentido, al proclamar que la gente del novus ordo es una secta (cuando dicen eso, consciente o inconscientemente, afirman que la Eucaristía en la misa del novus ordo es falsa o inválida), esto es un pecado. Además, la falta de respeto por el papa legítimamente elegido en su momento, así es como el sedevacantismo ES un pecado.

Ahora bien, si su respuesta a la pregunta de más arriba fue el apóstol Pedro, tienes razón; técnicamente hablando, él fue el primer sedevacantista, pero no pecó, nunca habló mal de Caifás, líder y cabeza de la iglesia del antiguo pacto; San Pedro dijo la verdad: “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Él obedeció, y así comenzó el ascenso constante de la nueva Iglesia, la Iglesia Católica, el Nuevo Israel, la Iglesia del nuevo pacto, la Iglesia Católica, se ha mantenido fiel a las enseñanzas de nuestro Señor, pero no al día de hoy.

Como San Pedro antes, en el hoy por hoy, debemos darnos cuenta que el sedevacantismo no es del todo un pecado. Si mantienes la fe, no estás formando otra Iglesia, San Pedro recibió el mandato de hacerlo, Él le dijo al jefe de la antigua iglesia y a todos los fariseos: “Ustedes mataron al Mesías”, les recordó su pecado, nadie debería olvidar que ellos lo hicieron, pero tampoco debemos olvidar las enseñanzas de nuestro Señor Jesús sobre el perdón, pero algunos católicos prefieren castigar al pueblo de Israel por su necedad, en lugar de hablarles la verdad con amor, ejemplo: “Sí, mataron al Mesías, pero Él todavía llama a tu puerta todos los días», eso es mucho mejor que el constante, “los judíos son hijos del diablo.”

En fin, creo que todos estamos de acuerdo que podemos cambiar si decimos que SÍ a la Divina Misericordia con la Justicia Divina y NO a la falsa misericordia. La falsa misericordia se presenta en forma de hermosas mentiras que nuestros "maestros" desde el Tope les fascina proclamar. El “papa” Francisco y Francisco II (León XIV) son los mayores mentirosos, y si decir eso me convierte en sedevacantista, que así sea, sus frutos demuestran que son falsos profetas; por lo tanto, no seguiré a falsos papas y permaneceré fiel.

Recuerden, cada uno de nosotros es la Iglesia Católica; debemos permanecer fieles, incluso si nos excomulgan, debemos mantenernos firmes en cuanto a la plenitud de la Verdad. Como dije antes, algunas personas comprenden la verdad de forma diferente a los demás; sin embargo, es evidente que nuestros líderes no quieren nuestra salvación, por lo tanto, no destruyen la confusión. ¿Quieren pruebas? Cuando nos confrontan, hablan de Jesús, pero cuando se dirigen al mundo no católico, no mencionan Su Dulce Nombre, ellos dicen "dios". Ahora bien, ¿de qué dios están hablando? ¿De la Pachamama, de Buda o quizás de su jefe el anticristo? Incluso durante la misa, los falsos "consagran" proclamando "para la salvación de todos" en lugar de decir la verdad, que es para la salvación de muchos. Tal mentira nace de sus corazones, pues no creen realmente en Jesús.

¿Podemos cambiar? ¿Podemos abrazar verdaderamente la Divina Misericordia que va unida a la Justicia Divina? ¿Podemos dejar de proclamar la verdad sin amor? ¿Podemos perdonar sin olvidar jamás y permanecer en el camino de la gracia? Hay mucho en juego, y las almas y el camino a la santidad de las personas están siendo constantemente amenazadas. Todos debemos examinarnos y ver si realmente hemos caído en la trampa de la falsa misericordia o si nos hemos vuelto vanidosos y creernos que ya estamos salvos.

Podemos cambiar, claro que podemos con las gracias y bendiciones de nuestro Señor, oremos por ello. Rechacemos las falsedades y las hermosas mentiras de los falsos profetas, examinémonos profundamente mientras huimos al desierto así cumpliendo la profecía del apocalipsis.

SOMOS la Iglesia Católica, el Nuevo Israel, y con humildad abracemos la plenitud de la Verdad, que es nuestro Señor Jesucristo.

Disculpen por mis muchas palabras, todo lo que quiero, mi esperanza es la salvación de las almas y la mía, para que todos alcancemos la santidad en el grado que nuestro Señor así desee.

Permanezcan fieles, permanezcan católicos, permanezcan en las hermosas Manos de Jesús.

 

Un fuerte abrazo en Jesucristo. Amén.

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