viernes, 18 de mayo de 2018

Papa Benedicto, te amo.


Hola, lo sé... no me conoces querido padre, soy solo otra oveja de tu rebaño, no la más bonita, quizás una alborotadora, pero soy de las tuyas...

Nunca me importó el asiento de un hombre y dado que era un mal católico, no me importó el tuyo, sinceramente no me importabas.

Cuando fuiste elegido, no vi la misma sonrisa eléctrica de San Juan Pablo II, ni el mismo magnetismo para atraer a la gente; todo lo que vi fue a un anciano con los párpados nublados, con herencia alemana, sin magnetismo, sin electricidad, no veía nada bueno.

Yo era un mal católico, no me preocupaba por la iglesia en absoluto, entonces, la muerte me hizo acercarme a Cristo y por fin me vi a mí mismo como era... si no fuera por Jesús, probablemente estaría muerto, consumiéndome en los gusanos y el fuego del infierno, pero gracias a El volví a la vida y me acercó a la fe.

Crecí en la misa del novus ordo o como la mayoría de los católicos le llaman, la misa "normal", como si por ahí hubiera una misa que fuera anormal... Poco a poco me acerqué más a la fe, y cuanto más me acercaba, más y más te amaba.

Cuanto más me acercaba a Cristo, más veía mis defectos, veía tanta imperfección, cuanto yo estaba equivocado, tanto en lo personal como lo espiritual... Lo primero que vi que me perjudicaba espiritualmente, era la comunión en la mano.

Traté de advertir a la gente de este mal, pocos escucharon... ¿Por qué querido papa les dejaste hacer esto? ¿Por qué alguien les permitió que esto sucediera?

Entonces Jesús me permitió entender, era necesario que esta misa sucediera, para que el trigo pueda separarse de los espinos, entendí que la diferencia entre las misas es que la "normal" era la procesión completa al Gólgota y la “anormal” era estar junto al Apóstol Juan y Tu Santa Madre frente a la Cruz.

Ambas misas son un sacrificio, ambas tienen la transubstanciación... una tiene las burlas, los escupitajos, los golpes y pedazos de la Carne Santa de Jesús en el suelo durante toda la procesión, mientras que la otra se enfoca en ofrecer un sacrificio inmaculado al Padre Todopoderoso al pie de la Cruz.

Habemos tantos espinos, todavía intento transformarme en trigo por un milagro de las Santas Manos de Jesús, no me puedo sentir concedido y muchos no lo están papa... Luego encontré la misa tridentina a través de tu hijo Michael Voris y mi vida cambió.

La noticia más dulce que me enteré, fue a través de tu motu propio, el latín vuelve como opción... pero me temo que este motu propio selló tu destino con los lobos que tienes a tu alrededor.

El 11 de febrero del 2013 escuché la más triste noticia, estabas renunciando... se me salieron las lágrimas, querido papa, sentía que algo me habían arrebatado, me sentí como si estuviera desnudo en las calles.

Tal vez muchos se sintieron como yo, tal vez solo unos pocos... pero una cosa sí sé con certeza, una cosa sé que es verdad, la idea de renunciar no vino de ti, alguien mas te la puso en la cabeza; Jesús nunca bajó de la Cruz, nunca la idea de no honrar al Padre Todopoderoso cruzó Su Mente Divina...

Papa Benedicto, aguantaste los lobos, los sufres ahora, y los sufrirás más después, eres un hombre valiente, el martirio seco es lo tuyo, pero creo que es horrible pensar en ello, cuando tantos mártires dieron su sangre en tanto dolor, me duele tu situación, la Iglesia está siendo pisoteada por los gentiles, estoy seguro de que también te duele.

Solo quería decirte... Te amo, eres mi papa... un papa mártir y te extraño, tal vez no fuiste el mejor Papa de todos los tiempos, pero ERES nuestro papa, incluso si nuestro clero nos dice lo contrario, eres nuestro papa.

De nuevo te amo, gracias por tus oraciones y rezaré por ti, dulce papá… Papa Benedicto XVI el valiente.

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